La ley de vivienda impulsa el alquiler de temporada
La nueva normativa que regula el mercado del alquiler, que establece límites de precios en las zonas más demandadas y crea un índice de referencia para todo el territorio, está teniendo un efecto inesperado: muchos propietarios están optando por alquilar sus viviendas por periodos cortos, como vacaciones o escapadas, en vez de por larga duración.
Esta tendencia responde a varios motivos, entre los que sobresalen:
- La mayor rentabilidad que supone el alquiler de temporada respecto al alquiler convencional, ya que permite fijar precios más elevados por noche y variarlos según la época del año.
- La menor regulación y fiscalidad que afecta al alquiler de temporada, que no está sometido a los topes de precios ni al índice de referencia, y que paga impuestos por el régimen de estimación objetiva (módulos) en lugar de por el de estimación directa.
- La mayor flexibilidad y seguridad que brinda el alquiler de temporada, que permite al propietario usar su vivienda cuando quiera y evitar los problemas de impagos, morosidad o desahucios que pueden ocurrir en el alquiler convencional.
Hay varios datos que apoyan esta tendencia, como el incremento del 20% en el número de viviendas anunciadas en plataformas de alquiler de temporada en el último año, o el descenso del 15% en el número de viviendas en alquiler convencional en el mismo periodo.
Varios expertos del sector inmobiliario han expresado su opinión sobre la ley de vivienda, y coinciden en que tendrá efectos negativos sobre el mercado del alquiler, como la disminución de la oferta, el aumento de los precios, el deterioro de las viviendas o la creación de guetos urbanos.
La conclusión es que la ley de vivienda no solucionará el problema de acceso a la vivienda, sino que lo empeorará, y que la solución pasa por incrementar la oferta de vivienda pública y social, incentivar la rehabilitación y la eficiencia energética, y fomentar la colaboración entre el sector público y el privado.